Méndez, cuenta a Gina Escheback, quien redactó este reportaje, que él asegura haber sido sanado del virus de inmunodeficiencia humana, de la adicción a las drogas, el alcohol, y del homosexualismo, todos esos milagros se los atribuye a Dios, a quien le está muy agradecido.
Luego inició una relación por interés económico con un hombre de 65 años, a la vez dice que ejercía la prostitución por gusto, usando irresponsablemente todo tipo de drogas psicoactivas y teniendo relaciones sexuales sin protección.
Cuando la familia de Méndez se convirtió al evangelio, le insistió que necesitaba un cambio en su vida, ya que su salud estaba deteriorada por el SIDA y necesitaba arrepentirse y aceptar a Dios, por lo menos partir en paz con Dios, fue renuente, hasta que tuvo un encuentro personal con Dios que le cambió su vida; después de oír a sus familiares optó por entregar su vida a Jesucristo.
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